sábado, 27 de febrero de 2010

LA UNEY Y EL CONSEJO LEGISLATIVO,

LA UNEY Y EL CONSEJO LEGISLATIVO
Por Samuel López Castillo
cronicasyaracuyanas.blogspot.com

“Lo que convierte a la constitución en un elemento capital del derecho no son esas pomposas declaraciones, ni todo el solemne texto lingüístico (que no faltan en países que carecen de auténtico derecho), sino la voluntad del estado, de los partidos y de los ciudadanos en hacerla operativa. Son ellos con el esfuerzo de  cada día--y no las cortes constituyentes de una vez  por todas---los que  hacen de veras la constitución.”
Crítica de la Razón Jurídica
Alejandro Nieto. Edit. Trotta. 2007.

L
os frecuentes abusos de poder cometidos por el Consejo Legislativo del Estado Yaracuy parecieran dar a entender que estamos en presencia de una suerte de derecho longobardo en abierta contradicción con la Constitución Nacional.
Fue Odofredus, del siglo XIII, quien nos da idea de este sortilegio jurídico cuando nos dice: “En la legislación longobarda no hay ni Ley ni Razón; es sencillamente una especie de derecho que hacían los reyes de por sí”. Longobarda parece ser a la doctrina de arbitrariedades asentada por el Consejo Legislativo del Estado Yaracuy.
Entremos en liza. Nuevamente el Consejo Legislativo ha pretendido interpelar al rector de la UNEY Freddy Castillo Castellanos. Si atendemos a los hechos, diríamos que los legisladores son reincidentes, con lo cual su seriedad se nos presenta sospechosa.
Como es del conocimiento público, los legisladores escenificaron una ópera bufa con el propósito inconfesable, pero ostensible, de crear un caos para ponerle las manos a la UNEY.
Ciertamente, el consejo legislativo, como órgano del Estado tiene a su cargo un deber genérico de prevención. Pero ese poder genérico debe actualizarse siempre dentro del ámbito de sus competencias legalmente atribuidas. Esto quiere decir que el consejo legislativo, siempre que tenga conocimiento de un hecho ilícito cometido por funcionario público de niveles territorialmente distintos al nivel estadal, solo puede actuar remitiendo las denuncias a los órganos competentes, pero no puede abrir una investigación y menos violar en ella el derecho a la defensa.
Cuando el consejo legislativo sesiona para hacer público asuntos para los cuales no tiene competencia legal, incurre en un evidente abuso del derecho. Extralimitación de atribuciones (incompetencia grave y manifiesta), usurpación de funciones, desviación de poder (razón inconfesable y violación del principio de proporcionalidad), falso supuesto de hecho (abuso de poder), ausencia de base legal, violación del principio de legalidad, e inconstitucionalidad son vicios evidentes en este caso.
Sostengo que este consejo no tiene competencia legal para investigar al mencionado rector, así como tampoco la tiene para investigar a la Fiscala Superior o a la Presidenta del Circuito Judicial Penal; tampoco la ha tenido para interpelar al Director Regional del SENIFA, ciudadano Simón Camacho, tal como pretendieron hacerlo en el pasado; asunto que por demás fue público y notorio y, donde, por cierto, este ciudadano no compareció.
Las aberraciones indicadas son las que día a día persiguen convertir a la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela y a las Leyes vigentes en chatarra legal. En instrumentos que existen, pero ni los llamados a cumplirlos los acatan, más bien los arrinconan en el estercolero.
Todos los ciudadanos estamos en el deber de hacerle saber a estos legisladores que están fuera del marco de la legalidad. Yo hablo por mí, lo que no es poco, puesto que detrás de mis palabras estoy yo. ¿Dónde están los intelectuales de este estado? Digo intelectuales porque escritores hay muchos.
Si Sartre responsabilizó a Flaubert y a Goncourt de la represión que siguió a las comunas porque no escribieron ni una sola letra para impedirla, yo responsabilizo a quienes callen.
El Consejo legislativo olvida que toda función pública implica una responsabilidad política y que cualquier servicio de utilidad ciudadana implica una moral cívica. Entre el voluntarismo y el talento opto por este último.

6 comentarios:

Biscuter dijo...
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Biscuter dijo...

En nombre de la UNEÝ quiero expresarle mi gratitud por su excelente artículo. Políticamente oportuno y jurídicamente correcto, su texto también es un aporte ético. No se puede seguir guardando silencio ante los desmanes. Con más frecuencia de la deseable, quizá por indolencia o por alguna de esas pequeñeces que no hemos logrado superar (indolencia, mezquindad, etc), le damos la espalda a la decencia, cuando no somos nosotros el blanco de la infamia.
El uso de una institución de representación popular para acciones distintas a las que tiene asignadas, no puede ser tolerado, máxime si esas acciones responden a intereses particulares, probablemente no muy nobles.

La política como agonística ineludible debe ejercerse limpiamente, so pena de no ser política, por lo inconfesable de los motivos de quien juega sucio.

Nuestro país vive momentos de revolución. No debemos permitir que esa revolución se aleje de las virtudes cívicas y sea débil e ineficaz frente a los brotes de barbarie que no se cansan de aparecer por estos predios.

Mi reconocimiento y gratitud.

Unknown dijo...

Luego de leer su artículo en relación a los intentos de atropellos del Cley a algunas instituciones y en particular últimamente a la Uney y su clara posición al respecto, es mi deber como yaracuyano y como docente de justamente la más importante institución en toda la historia del estado Yaracuy, por una parte felicitarlo, al desnudar, dejar al descubierto el descarado abuso del poder que le fue conferido por el pueblo a ese cuerpo legislativo. No tengo la menor duda de que detrás de esa “sospechosa seriedad” de la que Usted habla, de ese abuso, se intenta hacer daño directamente al Rector. Lo hacen no sólo extralimitándose en sus funciones, sino de manera cobarde a través de la fabricación de las más bajas figuras (intentando difamar o injuriar, por ejemplo), que son delicias para el show de los medios. Pero esta vez, a diferencia del show anterior, puesto en escena en mayo y junio de 2009, la gente común, lo que queda de la clase política pensante y honesta del Yaracuy (¡¡todavía queda alguna!!), la gente que día a día presencia, vive los pequeños aportes que la Uney humilde pero contundentemente produce y que no pueden ser invisibilizados, tuvo tiempo de pensar, medir y darse cuenta al diferenciar los intereses que mueven a una y otra institución. Esta vez, se les devolvió el daño que intentaron hacer. Subestimaron el peso cultural que tiene la Uney en este momento, con respecto al peso del daño político que están acostumbrados a usar a través del poder. Pero sobre todo, subestimaron al yaracuyano común. Artículos como el suyo lo ratifica y deben estar acusando un duro golpe en este momento. No sólo lo ratifica, ha servido para despertar una matriz de opinión que de manera natural adversa a este tipo de jugadas de la sucia política, se ha venido formando en nuestro estado. De mi parte, no me queda sino agradecerle en nombre de los cientos de miles de personas que seguramente leyeron y leerán su artículo a través de nuestro sitio. En lo particular, me siento orgulloso de poder haber compartido estos gloriosos y dorados casi 11 años, junto a un equipo trabajador y honesto, con la inobjetable capacidad intelectual y liderazgo de Freddy Castillo Castellanos.

Israel Jiménez Emán
ijeman@gmail.com

Anónimo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Anónimo dijo...

El circo sustituye a la ética, la razón y las ideas en estos tiempos de la sociedad del espectáculo. En este caso oscuros y bastardos intereses lo promueven sin duda alguna.

De leyes hablando creo que valdría la pena recordarles, a estos "legisladores" mediáticos, el artículo 6 de la Ley Orgánica de Educación que reza:

"El Estado, a través de los órganos nacionales con competencia en materia Educativa, ejercerá la rectoría en el Sistema Educativo."

Quien sabe, tal vez algo les diga

Anónimo dijo...

Uno mi voz a la verdad del Dr. Samuel López,aplaudo las opiniones que apoyan sus palabras, no se puede callar porque la Uney es ya un motivo de orgullo de nosotros yaracuyanos.Gracias al doctor Samuel y al doctor Freddy porque dan la cara y nos saben representar