sábado, 28 de mayo de 2011

Crónicas de Juan Topocho
MARIATEGUI Vs. NUEVOS ABOGADOS
Samuel López Castillo

La prensa local informó al lector las últimas ejecutorias del Colegio de Abogados del Estado Yaracuy en el año 2 010. Se destacó entre ellas la juramentación de trescientos nuevos profesionales del derecho, egresados de varias universidades y, preponderantemente, de la Universidad Bolivariana de Venezuela (UBV).
Muchos comentarios se tejieron en torno de esta carrera desde su implantación por la también novísima Universidad Bolivariana. Desde que los egresados iban a ser auxiliares de los abogados hasta el infundio de que la junta directiva actual del colegio se iba negar a inscribirlos. Estos comentarios generaron a su vez que los mismos estudiantes hicieran los suyos; de los cuales hasta surgió la idea de que crearían un colectivo de abogados bolivarianos paralelo al Colegio de Abogados. Todas estas diatribas están hoy superadas con la noticia de su inscripción e incorporación en el Colegio de Abogados del Estado Yaracuy, a la que se sumaran quinientos nuevos abogados acaba de graduar la Universidad Bolivariana, en Yaracuy. Pero su tarea no puede quedar ahí; los nuevos abogados deben actuar; es decir; hoy cuando varios gremios se proclaman revolucionarios, el compromiso no es entrar en uno de ellos, sino tratar de clarificar los conceptos, para a la vez precisar la posición y tratar de influir en los diferentes gremios revolucionarios.
Los estudios jurídicos siempre ha tenidos múltiples enemigos. Sus detractores se cuentan por legión. Cuando empecé a estudiar derecho en la universidad de Carabobo, agoreros, maledicentes y envidiosos, nos decían que nos íbamos a morir de hambre por la sencilla razón dizque en Venezuela había muchos abogados. Nos perturbaron disuasores de toda ralea, desde falsos líderes universitarios hasta los llamados profesores filtros.
Al contrario de lo que opinaba el gran José Carlos Mariátegui, yo sí creo que en el socialismo es necesaria la formación (insisto en la palabreja formación) de muchos abogados. Mariátegui que fue un genio en muchas cosas (recuérdese sus “Siete Ensayos de Interpretación de la Realidad Peruana” y su idea del socialismo al estilo latinoamericano) les tenía ojeriza a los abogados y privilegiaba la formación de médicos, educadores e ingenieros a la de los hombres de leyes. Recuérdese que, a pesar de la admiración de Mariátegui por Trotsky, mayor fue su adhesión a las ideas de Stalin).
Es obvio que el mundo de hoy no es el de Mariátegui. Lo cito principalmente porque su argumento no me parece concluyente; se trata de un apriorismo que la existencia sola de la carrera de derecho de la Universidad Bolivariana, en nuestro medio, al menos, comienza a desmentir. Mariátegui utiliza un argumento de autoridad para decretar el carácter reaccionario de los hombres de leyes, parafraseando citas de Marx y Engels, sin parar mientes en la tradición conservadora de maestros y médicos, de donde, precisamente se destila el término “notable”.
Decir que los estudiantes de derecho son generalmente los más reaccionarios y que el abogado es ante todo un funcionario al servicio de la propiedad, pudiera ser una constatación, del eminente ensayista, muy particular de la realidad peruana, pero extenderla a todos los tiempos y lugares es una odiosa exageración. Me parece más bien que el pensamiento autoritario siempre ha sido enemigo de la popularización de los estudios de derecho. En mi opinión el derecho no está destinado per se a ser un obstáculo al cambio social (un breve artículo de prensa publicado por nuestro Jusfilósoso José Manuel Delgado Ocando, fue en mi opinión, el ábrete sésamo de la última Constituyente en Venezuela). Que me disculpen quienes todavía avalen la opinión del insigne peruano pero me cuento entre los que opinan que el abogado es ante todo un humanista que debe hacer causa común con la misión de la universidad, que en palabras de García Bacca, es preservar la sanidad mental de las personas. Citemos al eminente peruano a fin de constatar que la añeja ojeriza
“…Desde Marx y Engels está constatada la resistencia reaccionaria de los hombres de leyes a estas ideas. El abogado es, ante todo, un funcionario al servicio de la propiedad. Y la abogacía, por razones pragmáticas, se comporta como una profesión conservadora. Este es un hecho que se observa a partir de la Universidad. Los estudiantes de Derecho son, generalmente, los más reaccionarios. Los de Pedagogía constituyen el sector más avanzado. Los de Medicina, menos proclives, por su práctica científica, a la meditación política, no tienen otros motivos de reserva o abstención que los sentimientos heredados de su ambiente familiar. Mas la Medicina como la Pedagogía no temen absolutamente al socialismo. Quienes las ejercen, saben que un régimen socialista, si algo supone respecto al porvenir de estas profesiones, es su utilización más intensa y extensa. El Estado socialista no ha menester, para su funcionamiento, de muchos hombres de leyes; pero, en cambio, ha menester de muchos médicos y de muchos educadores. Los ingenieros, por las mismas razones, cuentan igualmente con su favor…”.JOSÉ CARLOS MARIÁTEGUI. SIGNOS y OBRAS. “BIBLIOTECA AMAUTA”.LIMA-PERÚ. Pág. 143.

Pareciera que el ensayista prefería profesionales refractarios al pensamiento político. Sabía que el abogado era el profesional formados en el estudio del Estado y sus instituciones, en la teoría y práctica del poder, nada alentador para un stalinista.

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